sábado, 3 de octubre de 2009

Los Ataques Terroristas de las Torres Gemelas

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"Yo te maldigo: Vivirás en tiempos interesantes."
[Antigua maldición china]

"Tristemente mis padres, durante toda su vida, nunca supieron en realidad lo que estaba pasando a su alrededor."
[Noam Chomsky - Libertario]

"Nos odian por nuestra libertad."
[George W. Bush - Presidente de EEUU]




En la antigua Roma, el César Nerón, deseoso, al parecer, de quitarse de enmedio a los cristianos, pero sin poder fácilmente ordenar la matanza de un movimiento social que únicamente abogaba por la paz, la no violencia y el reparto de la riqueza (esto era lo problemático, esto), recurrió a una artimaña asaz rastrera: incendió los barrios bajos de Roma, capital del Imperio, y propagó el rumor de que habían sido los cristianos. Con lo que el pueblo romano aprobó la masacre.

Cuando Cuba aún pertenecía a España, y en unos tiempos convulsos en los que estaba cantada la guerra de una España que reaccionaba con represión brutal (ya se sabe: de cada diez íberos, uno piensa y nueve embisten) contra unos cubanos que, lejos de querer todavía independizarse como un país aparte de la Corona Española, tan sólo pedían que los dejaran de tratar como a perros, el gobierno USA quería meter la nariz en el tema. Meterse en la guerra, vamos, a ver lo que sacaba. Entonces, casualmente, un barco del ejército de EEUU llamado Maine, fondeado en un puerto cubano, sufrió un atentado con bomba que lo hundió y mató a casi toda su tripulación. También casualmente, los oficiales no estaban en ese momento a bordo. Acto seguido la prensa local al completo de EEUU bombardeó a su población con la idea de que habían sido los españoles. El pueblo transigió con lo de declararle la guerra a España.

Más recientemente, en la Alemania Nazi, el parlamento (ReichStag) fue incendiado misteriosamente una noche. Las declaraciones oficiales y la investigación preliminar culparon a los comunistas. Hitler logró quitarse de enmedio (vía arrestos) a quienes tenían tales filiaciones políticas, pues el pueblo aceptó la mano dura contra ellos, saltándose toda legalidad, procedimientos procesales y otras zarandajas, que todo eso es perder el tiempo cuando se ve quiénes son los culpables, hombre.

Algo después, la población estadounidense se resistía a entrar en la Segunda Guerra Mundial. Entonces la base militar de Pearl Harbor fue bombardeada, causando miles de muertos. Lo menos deshonesto que se puede decir del Gobierno USA es que sabía que tal ataque se produciría: que si se lo dijeron los mismos japoneses con una declaración de guerra previa, que si las comunicaciones militares japonesas eran ampliamente descifradas por aquel entonces... lo sabía, y se lo calló. La prensa al completo, otra vez, llenó las cabezas de la población de descripciones del desastre. El pueblo aceptó ir a la guerra.

Montajes. Manipulaciones. Mentiras.
A día de hoy sabemos de todos estos engaños. La mayoría de la población de entonces no, y basaron, posiblemente, su concepto del mundo y aún sus motivaciones en estas trolas. Hoy les ofrezco, amables lectores, la posibilidad de vivir este momento histórico de la Humanidad con un poco más de comprensión de lo que ocurre a su alrededor que la que tiene un televidente (que es muy poca o ninguna).

 El montaje se llama Atentados de las Torres Gemelas.
Adelante, anímese. Sé que leer cansa. Pero la Historia le llama, amable lector. Atrévase a apagar la televisión, pues, como ya he dicho alguna vez, sólo el que lee y el que escribe se obligan a pensar.
No viva la existencia ilusoria del que no comprende lo que pasa a su alrededor.


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