lunes, 21 de diciembre de 2009

Los Perros de los Okupas

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"Más conozco a los hombres, más quiero a mi perro."
[Diógenes - Filósofo Griego]



El otro día, caminando por la calle, me fijé discretamente en un grupo de okupas. Los okupas son gente que me llama bastante la atención. Mucho más que los pululantes espectros de alma muerta (léase personas comunes) que me cruzo por la calle. Y no ya por su atuendo, eso no es más que un estilo diferente; en la edad media el raro hubiera sido yo por llevar el pelo corto, o ir sin pinturas ni adornos o colgantes varios. No, más bien se debe a su actitud.
Verán ustedes, mi grupo de okupas de marras estaba departiendo alborozada pero discretamente con otro grupo de, sospecho, amigos recién llegados que venían de visita. Cada grupo tenía, cosa común en los okupas, algún que otro perro con ellos, los cuales, en el habitual reflejo del estado de ánimo de sus dueños, manifestaban asimismo su alborozo, que también ellos tienen derecho. Y en estas que pasó junto al grupo (la acera no era muy ancha, la verdad) un corredor deportista (practicante de jogging, que creo que se les llama) contra el que se lanzaron los perros con sus ladridos y gruñidos de rigor. Y ello les acarreó, he aquí mi sorpresa, una firme y clara reprimenda por parte de sus dueños; incluso hubo algún que otro azote. Y tengo que admitir que, harto de ver a pasotas dueños de cánidos que permiten que su chucho te intimide, ello me alegró bastante.

 ¿Se han fijado ustedes lo tranquilos que suelen ser los perros de los okupas? Yo que soy habitual sufridor del trato con perros sí lo analizo a menudo. Porque, fuera de este incidente que les acabo de relatar, sus perros normalmente ni ladran, ni atacan, ni se lanzan en plan carga de caballería contra cualquier viandante. Más parecen vivir su vida junto a sus dueños sin estorbar a nadie.

Ahora piensen en los perros de eso que eufemísticamente llamaríamos la «gente normal»: alerta en cuanto alguien se acerca, nerviosos, tensos, prestos a orquestar ladridos a mansalva, cual si quisieran desahogar su ira. Tienen, en una palabra, miedo. Así que recelan de casi todos los seres humanos que no son su dueño.

¿Será que los perros reflejan la personalidad de sus propietarios? Más de un entendido en canes dice que sí.



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