miércoles, 25 de marzo de 2009

La Crisis - Plazos

 Me pregunta a menudo la gente por el tema de la crisis. "¿Cuánto crees que durará esto?", "¿Cuándo volverán las aguas a su cauce?", etc. La verdad es que no puedo saberlo, pero ya que esto de decir majaderías por internet es gratis, puedo especular al respecto.
 Verán ustedes, mi hipótesis es muy sencilla: lo primero que hay que entender de la crisis, mal llamada así porque no es tal, sino un derrumbe final del sistema socioeconómico al completo (toma ya; acaba uno antes diciendo crisis a secas, ¿verdad?), es que es consecuencia directa del sistema económico y social que tenemos, basado en permitir la acumulación individual de riqueza sin mesura y, como dice la canción, sin templanza. Aquello que antaño se decía (y hoy ya no) del "No hay derecho, esa persona con tantísimos millones y otros muriéndose de hambre".
 Por lo tanto, como los recursos de nuestro planeta no son ilimitados, y dado que esta situación de mala distribución de la riqueza tiende a ir a más (¿cómo era aquello de "Los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres"?), tarde o temprano unos pocos tienen mucho, esto es, casi todo, y todos los demás tienen (tenemos, no se me haga el lector ilusiones) poquísimo o nada: ni dinero, ni comida, ni agua, ni vivienda, ni servicios sociales, ni nada de nada.
 ¿Cómo se arregla este desaguisado? Pues con mucho trabajo, mucho esfuerzo, paciencia, buena voluntad, cediendo todos en algo pero, sobre todo, es inexcusable que eliminemos el problema raíz: la distribución de la riqueza. Que alguien tenga un 20% o gane un 20% más que otro es aceptable, después de todo alguna gente es más trabajadora, más eficiente, mejor dotada, más lista... etc. Ya puestos, un 50% de más también sería tolerable, y hasta un 100% de más (esto es, el doble). Lo que no es ni de remoto aceptable es que entre dos personas cualesquiera haya una desproporción comparativa de varios dígitos, como está ocurriendo a día de hoy en un mundo en el que hay quien tiene o gana centenares o miles de veces más que otros. Simple y llanamente: hay para todos solamente si repartimos medio bien.
 Y ahora, si el amable (seguramente) lector quiere saber cuándo acabará la crisis, pregúntese, aparte de tanta cháchara insulsa sobre buenos propósitos y hacer un mundo mejor por parte de nuestros dirigentes, qué pasos están dando en dirección a acabar con las desigualdades de riqueza.

 No muchos, ¿verdad?
 Pues ya saben, tenemos crisis para rato. Eso sí, tendremos también muchos mensajes del tipo "La crisis acabará dentro de poco", destinados, por supuesto, a que nos estemos quietecitos en casa frente al televisor y no alborotemos.
 A que toquemos el arpa entretenidos mientras Roma arde.