lunes, 16 de febrero de 2009

Gumersindadas - La Ley del Más Fuerte

 Existía antaño en España un personaje cómico llamado Macario, un muñeco manejado por un ventrílocuo llamado José Luis Moreno. Macario era la parodia del hombre rural íbero: bruto, inculto, bonachón, simplón y de mirada bobalicona. Dado que mi divorcio de la televisión dura ya demasiado como para tener siquiera información fehaciente de si sus números cómicos siguen en activo, no recuerdo todos los detalles. Por ejemplo, ahora mismo no caigo si para realzar más la cerrazón molleril, ésta, me parece a mí, extensiva a todo ese pueblo (rural o no) del que Antonio Machado dijera lo de "De cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten", se creó el muñeco de Macario de manera que fuera unicejo. Pero como si lo fuera.
 Sí recuerdo de Macario una graciosa escena en la cual el ventrílocuo conversaba con él al respecto de las elecciones y decían algo parecido a:

- Bueno, Macario, ¿y usted a quién hubiera votado en estas elecciones nacionales que acaban de celebrarse? - preguntaba el ventrílocuo.

- ¿Yo? Pues a los que ganen. - respondía en su simpleza Macario.

- Er... pero vamos a ver... eso no puede ser... suponga usted que las elecciones las ha ganado Alianza Popular - la antigua versión del actual Partido Popular de España ¿he dicho ya que mi divorcio con la tele viene de largo?

- Pues a esos.

- Pero Macario, que usted no puede saber quién va a ganar antes de las elecciones, así que no puede votarle. ¿Y si hubiera votado usted a Alianza Popular y entonces las hubiera ganado el PSOE?

- Pues a esos otros. - decía con total tranquilidad Macario.

 Cuento esto porque hace algún tiempo estaba yo tratando de explicarle a mi buen amigo Gumersindo Amador el tema de Israelíes-contra-Todos que acontece allá por el Medio Oriente. Como ya sabrán mis amables (imagino) lectores, Gumersindo obtiene toda la información que necesita saber del mundo que le rodea a partir de la televisión, o a lo sumo de la prensa escrita y la radio; es decir, lo que los internáutas de pro llamamos FalsiMedia. Y, cuando no, se me va a Libertad Digital, para arreglarlo.
 De modo que, como Gumersindo otra cosa no, pero buen amigo sí que es, decido ilusamente cumplir con mi deber e informarle:

- ... así que, como te digo, el estado de Israel se creó por la fuerza arrebatándoles tierras a los países de la región allá por el 1948. Y desde entonces los israelíes han ido invadiendo cada vez más territorios de los países circundantes. Claro, tratan como a perros a los habitantes originarios de la zona que se han quedado en los terrenos que van ocupando.

- Normal. Si es que ponen bombas. Son terroristas. - me responde él, adivino que sin forzar mucho la materia gris.

- Hombre, como que les están echando de sus casas, y pasando los tanques por encima de ellas, y bombardeando sus infraestructuras: potabilizadoras de agua, carreteras, hospitales, colegios, locales sociales como sinagogas... pues claro que ponen bombas.

- Pues que dejen de hacerlo. Y si no allá ellos, los bombardeos que les caigan se los merecen.

- Pero vamos a ver, Gumersindo, si les están atacando, invadiendo y matando. Además, ya que me hablas de los muertos israelíes que causan con sus bombas, ¿qué me dices de los muchos más muertos y daños de todo tipo que causan los israelíes con su mayor y mejor armamento y tecnología?

- Es la Ley del Más Fuerte, como tiene que ser.

 Cuando me recuperé de la impresión (ya he contado a veces que Gumersindo sabe cómo impresionarme) que me generó la sinpar respuesta, lo cual fue, debo confesarlo, mucho después de escucharla, le di vueltas al asunto, a ver qué sacaba.

 Y es que el sentimiento de apego al fuerte porque es fuerte es algo que a veces cala hondo en nuestra sociedad. Son muchas las personas que, como Macario, quieren subirse al carro ganador o qué sé yo, así que en temas como el de la guerra de Medio Oriente se apuntan, aunque sea tan sólo ideológicamente, al bando de Israel-EEUU, que son guapos, visten más bellos uniformes y tienen armamento más reluciente. Los otros, esto es, los "moros", son sucios, visten túnicas polvorientas, chapurrean en un lenguaje que no es el de las canciones de moda y tienen los dientes picados y no alineados por costosos aparatos que ponemos a nuestros niños.

 Como Macario, no sé cuántos de quienes eligen sus adhesiones con tales baremos serán unicejos.
 Pero como si lo fueran.