martes, 24 de febrero de 2009

Sujétame al Niño

 Algunas veces miro la prensa convencional. Sí, ya sé que soy el primero que da la tabarra con que es todo una sarta de mentiras, que no reflejan la realidad, y tal y cual. Digamos que le presto atención por razones que no tienen que ver diréctamente con informarme de lo que pasa en el mundo. Por ejemplo, para ver lo que sería de mí si sólo tuviera a FalsiMedia como fuente del saber. Algo así como una vez que me crucé con un vecino que venía "encopado" de más y supliqué a los hados no acabar así nunca. A juzgar por su reacción, creo que no debí haberlo hecho en voz alta, pero esa es otra historia.
 Leo en la prensa que los padres de alumnos, al parecer, están "indignados" por la llegada de un puente de esos que supondrá unos días festivos pero que únicamente afectará a la enseñanza.
 Retorcido como soy, la primera pregunta que a menudo me hago es cómo narices sabe la prensa lo que piensan o sienten "los padres de alumnos", porque me da a mí que no han ido haciendo encuestas significativas, o ni tan siquiera hablando con las asociaciones de padres de alumnos. Dejémoslo estar.
 O al menos dejémoslo estar en beneficio de la segunda cuestión: resulta que, concretando más el tema, me cuenta el medio de prensa que los padres no tienen quién vigile a los vástagos durante esos días. Me trae a la cabeza otra ocasión en que escuché a un padre oponerse a reducciones en el número de horas de clase diciendo que "entonces están todo el día por aquí triscando, y eso no puede ser". Ya me voy enterando yo del tema.
 Se trata de que los caballitos estén en el redil. Y a otra cosa, que ya hemos barrido el problema debajo de la alfombra.
 Pero, según tengo entendido, son tanto sicólogos como educadores los que afirman que el desarrollo a diversos niveles de un niño requiere de la frecuente presencia y atención de los padres. Las razones son numerosas: es de quien mejor aprenden los hijos, refuerza el vínculo emocional, es mejor para su siquismo, y no sé cuántas más. Por otra parte, es como siempre han sido criados los hijos humanos.
 Sin ir más lejos, Carl Sagan en un excelente libro de divulgación científica llamado "El Mundo y sus Demonios" y refiriéndose a nuestras tendencias inconscientes de imaginar peligros o apariciones afirma: "Durante toda la historia de la humanidad las crías humanas han dormido junto a sus padres. Y ahora, a edades cada vez más tempranas, les damos las buenas noches y los encerramos en una habitación a oscuras".
 Y sin embargo el tiempo que los padres del primer mundo pasan junto a sus hijos resulta reducidísimo.
 Pero es que, como ocurre con la mayoría de las cosas malas del mundo, los padres casi siempre tienen, cuanto menos, algo de justificación; de hecho, la más recurrente de todas: ¿Qué otra alternativa les queda, si han de pasar el día entero trabajando?
 Tenemos que trabajar mucho porque se nos empuja a ello. Cuando no para llegar a final de mes (esto es, para tener comida, casa, ropa y poco más), sí para pagar todo nuestro consumismo. Consumismo que, dicho sea de paso, enriquece a los poderosos del mundo a través de sus multinacionales.

 Estando tan ocupados, terminamos por buscar adónde atar al niño. Y luego crecen como crecen. ¿O debería decir crecemos como crecemos?