lunes, 1 de junio de 2009

La Vida Bonita

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 Mi oficina. Las tantas de la madrugada. Trabajando un rato. O intentándolo, porque la reacción alérgica de mi cuerpo me tiene agotado, medio asfixiado, abatido, desanimado y somnoliento (qué remedio, si llevo días que casi no duermo).
 Cada vez más gente en la misma situación que yo. Cada año más afectados que ya no piensan el consabido "no será para tanto". Y la mayoría de ellos, si se lo pongo como ejemplo del desastre de mundo que hemos creado la raza humana, en el que la Naturaleza se venga de lo que le hacemos con reacciones como esta, me responden el también consabido "A mí no vengas a amargarme, que la vida es muy bonita".
 Pero a veces, sólo a veces, tengo la impresión de que van siendo unos pocos menos. A veces pienso que alguno que otro se va dando cuenta de que el mundo es un asco, y no por designio divino, sino por decisiones tomadas por personas aplicadas por personas. A veces creo que el número de los que piensan que esto podría resolverse si hiciéramos algo va en aumento.

 Incluso a veces, y esto me alegra más, pienso que hasta crece el número de los que, aún creyendo que no se puede ganar, que no se puede hacer nada, están dispuestos a batallar. Aunque sólo sea siendo conscientes toda su vida de la trampa, del engaño, del permanente encierro en que vivimos.

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