martes, 23 de junio de 2009

Explicación para Torpes Escrita por un Torpe: Los Juegos de Rol - Una Descripción para Desinformados

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"Asesinatos, violaciones, satanismo, juegos de rol... el mundo es un lugar cada vez más peligroso"
 [Un Medio de Prensa Español Cualquiera]


 El otro día, caminando por la calle mi buen amigo Gumersindo Amador y yo, nos encontramos a un conocido común. Tras una leve variante de los saludos de rigor (otro día les cuento porqué la gente no me suele saludar con el clásico "¿Cómo estás?") nos dice:

- ¿Y a dónde vais por aquí?
- Pues a jugar al rol, que tenemos partida esta tarde en casa de Javi. - responde Gumersindo.

 El sujeto pone cara rara:

- Tened cuidado con dónde os metéis, que hay por ahí muchos sitios raros, y mucha mala gente. No vayáis a acabar mal. - va y nos suelta.

 Y se quedó tan a gusto el hombre.
 Como él, hay muchos desinformados que se piensan que los juegos de rol de mesa son alguna aberración satánica o similar. Es por ello que he decidido, dentro de mi torpeza que me ayuda a empatizar con ellos, redactar una explicación para torpes y/o desinformados sobre el tema.

 ¿Qué es un juego de rol?
 Los juegos de rol de mesa o juegos de rol clásicos, no confundir con sus equivalentes en videojuegos, surgieron hace pocas décadas, y llegaron a España hace menos todavía. Si no ha visto usted nunca una partida de un juego de rol, no se esfuerce: seguramente no va a entender lo que son. Es algo que hay que verlo. Para colmo, y por si ha pensado usted en ir a ver alguna partida, a los jugadores de rol, a menudo inadaptados sociales, no les hará mucha gracia tener espectadores de dudosa confianza, esto es: gente que pudiera burlarse de cómo viven, batallan y disfrutan su mundo de fantasía. Es, en definitiva, un momento de comunión y cuasi-intimidad para ellos; no se puede traer a un extraño así como así. Si de todos modos ve la oportunidad, diga que el mejor cuento para leer a un niño en la cama es El Hobbit de Tolkien, que le gustaría aprender a hablar en élfico silvano, o que tiene usted en casa una armadura mandaloriana como la de un personaje de Star Wars llamado Bobba Fett; eso maximizará sus posibilidades.
 De todos modos, definámoslo: es un juego de mesa en el que cada persona representa a un personaje (personajes jugadores, se llaman, en un alarde de inventiva), y otra persona representa al mundo de juego y a los demás personajes (sí, lo ha adivinado, personajes no jugadores). Ni hay pantallas, ni tiene en realidad porqué haber figuritas, tablero, ni farándulas: tan sólo dados (de muchos colores, eso sí, y marmolados, lacados y tal), papel y lápiz. Oh, y comida, claro, se trata de pasarlo bien.
 La magia del rol, que usted no va a comprender hasta que la vea en directo, está en que, dado que allí los inadaptados se lo están, como hacíamos cuando niños, imaginando todo, cada personaje puede hacer total y absolutamente lo que quiera: atacar, huír, dialogar, o cantar la Marsellesa, que a todo ello habrá respuesta por parte de quien dirige la partida.

 Pues vaya tontería. ¿Y por qué juegan a esto?
 Porque, habiendo reglas (reglas extensibles por los propios jugadores), pone orden en el mundo, aunque sea un orden ficticio y para un mundo ficticio. Porque socializa como pocas otras actividades de grupo, incluso a los extremadamente competitivos adolescentes. Porque, al sentir a su personaje como propio, se puede ser otra persona, vivir otra vida y lograr otras hazañas. Porque quizá sea imposible reírse más de lo que se ríe uno jugando al rol. Porque quizá haya pocas actividades que desconecten tanto del asqueroso mundo real que tenemos a día de hoy. Porque, probablemente, una parte del corazón de los que están allí jugando no ha abandonado, benditos sean, la niñez.

 ¿Qué no son los juegos de rol?
 Videojuegos, juegos de cartas o videoconsolas. Y lo que a veces dice la tele: algo peligroso donde se mata gente.

 ¿Por qué adquirieron tan mala fama?
 Porque a los poderosos les incomoda algo así: una diversión liberadora, confraternizante, barata (por no decir de costo cero), que agudiza el ingenio, que no requiere pasar por (su) caja, que reúne a gente a la que no pueden controlar ni supervisar, que enseña (de verdad y muy a diferencia de lo que noblemente intentan los profesores en los colegios) a organizarse y trabajar en equipo. Así que cuando surgió el imbécil de turno que mató a alguien influído por su revoltillo mental y un juego de rol donde los personajes (de, habrá que repetirlo siempre, un mundo ficticio) llevaban espadas, FalsiMedia dijo "Esta es la mía". Cuando al revoltillo mental del asesino se le añadía para causar muertes la pasión futbolística, las drogas, la botella, las carreras nocturnas, los apasionamientos de pareja o la película "El Brujo" en la que el mago se bebía la grasa de un niño no bautizado, hubiera sido de idiotas cargar contra el fútbol, las poderosas empresas alcoholeras, o las cinematográficas. Los juegos de rol esos parecían un blanco más fácil al que apedrear desde las tribunas.

 ¿Y qué más hay que decir de los juegos de rol?
 Que los jugadores podrían pasar horas discutiendo una regla sobre impactos de proyectiles a personajes cercanos al blanco, haciendo esquemas y complicados cálculos con un entusiasmo que ya quisiera verles su profesor de matemáticas. Que sirve de válvula de escape a una vida social (la que todos tenemos) de auténtico calvario. Que los que participan, quizá a diferencia de lo que les pasa el resto del día, están y se sienten vivos; seguramente mucho más que en el cine, de borrachera, en sus trabajos o estudios, y no digamos ya viendo la tele.
 Que, frente a los fenomenales efectos especiales de cinematografía, videojuegos, y hasta discotecas, los juegos de rol, con su necesidad de que imaginemos al dragón que asalta el castillo, nos ayudan al retorno a nosotros mismos necesario para toda reflexión. Que, frente a las alienaciones embotadoras del sistema, nos ayudan a volver a pensar por nosotros mismos.


 Hágame caso: si tiene usted oportunidad de ver o jugar una partida de rol, pruebe la experiencia. Quizá así, al menos, al conocer el tema, deje de temerle. Y quizá al dejar de temerlo, deje de odiarlo.

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sábado, 20 de junio de 2009

Apologías del Absurdo - Tautologías

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 Me entero por la radio (bueno, sí, de alguna manera tenía que despertarme, ¿no?) de unas recientes declaraciones de la Ministra de Economía y Hacienda del Gobierno Español; para quien no lo sepa reemplazo de ese otro, el anterior, el de las barbas y notable parecido con el profesor Siesta de Barrio Sésamo, que no tenía ni pajolera idea de lo que iba a pasar con la economía del país al día siguiente pero que adoptaba, no obstante, un aire profesoral para decirnos que sí que lo sabía, y que básicamente no iba a ocurrir nada malo, que tranquilos, hombre.
 Resulta que esta mujer al parecer ha dicho que "España saldrá de la crisis al mismo tiempo que el resto de Europa".
 Y no voy a decirle yo que no. Precisamente respecto a la salida de la crisis yo pienso que somos como el que cavó un hoyo tan hondo que no podía salir, y ya que estaba siguió cavando a ver a dónde llegaba.
 Incluso diría yo que la ministra lo mismo ha querido echarle sentido del humor a la situación. Después de todo, su cachondeo implícito tiene que llevar eso de ser político, para quien quiera tomárselo con filosofía. Así que, puestos a choteos varios, me permito recomendarle a la Sra. Ministra la siguiente frase alternativa, inspirada en la obra del inmortal Francisco Ibañez, padre de Mortadelo y Filemón, y de significado virtualmente equivalente con la suya:

"España saldrá de la crisis cuando las ranas canten por seguidillas"

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miércoles, 17 de junio de 2009

Le Zurran pero No Todos

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 En cierta ocasión estaba yo hablándole a mi buen amigo Gumersindo Amador de cómo la unión de los débiles puede lograr la victoria sobre el fuerte, fíjense ustedes con qué tonterías lo castigo a veces:

- Por ejemplo, Gumersindo, - le digo - si en una clase del colegio hay 40 niños - que ya son, pero mejor no entremos en lo de la masificación escolar - y el abusón le roba el bocadillo a uno, ese uno podría buscarse la ayuda de los otros 38, quienes, al fin y al cabo, están en la misma situación de riesgo y a los que conviene hacer frente común contra el fuerte canalla.
- Bueno, muy bien, ¿y qué pasa si el abusón se busca a otros 39 abusones para lo del frente común ese, pero en su bando? - me responde socarrón, como siempre que cree que está diciendo algo muy lúcido.
- Es que la mayoría de la gente es buena, Gumersindo. No existen 39 abusones.

 Recordé esta historia esta mañana, cuando me telefonea y me dice:

- He leído tu artículo del otro día, ese en el que hablas de los abusos de la policía con los detenidos y tal. Y me parece que no estás teniendo en cuenta que la policía se enfrenta a muchas complicaciones y riesgos en su trabajo, así como que muchos policías son gente muy honesta y respetuosa con el prójimo, dentro de su firmeza.

 Acto seguido pasa a enumerarme situaciones riesgosas del trabajo policial: que si separar peleas, que si tiroteos, que si reducir a drogadictos violentos, que si un loco con un hacha (esto en concreto le pasó a él una vez, de ahí que esté sensibilizado con el tema), que si todo el día pateándose la ciudad aunque sea en coche (yo en coche lo veo hasta peor), que si los cónyuges de los policías preocupados por si algún día vuelven a casa con heridas, que si patrullar los barrios bajos donde hay sujetos con más pistolas que los policías, y otros más.
 Algunas veces me pregunto si Gumersindo tiene muy poca capacidad de raciocinio o ninguna. Es como si yo hubiera escrito un artículo sobre los maridos que pegan a sus mujeres y ahora viniera alguien a decirme que hay muchos maridos que no les pegan a sus mujeres. Y acto seguido me relatara ejemplos de maridos que ayudan en la casa, que si son el único salario de la familia, que si protegen a su mujer contra viento y marea, que si la escuchan, que si cuidan de los niños, que si saben hacer de comer, que si tienen miramientos para la delicadeza femenina, y, ya puestos, me añadiera que algunas mujeres le hacen la vida imposible a su marido, que si lo tienen vampirizado, que si se quedan con la casa cuya hipoteca pagó él religiosamente, etc.

 Mucha gente, en cuanto le hablas de un aspecto negativo de parte de un grupo da por asumido que estás despotricando contra todo el grupo al completo. Y santas pascuas, como suele decirse.
 Que pensar produce arrugas.

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lunes, 15 de junio de 2009

Soluciones para los Incendios


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 El humor, estoy de acuerdo, debe gozar de una más que aceptable permisividad en una sociedad, incluyendo géneros como la sátira (sobre todo de personajes públicos, aún de reyes o grandes magnates), por ser un importante exponente de la libertad de expresión, tan vapuleada hoy día en países como España y tan vital para diferenciar a una sociedad civilizada de una bárbara en la que manda la ley del más fuerte.
 Pero en el humor, como en todo lo que va dentro de FalsiMedia, también hay trampas, también hay adoctrinamientos o también hay errores contra los que procede estar alerta. Por ejemplo, ahora que comienza la época de incendios (suponiendo que quede ya algo por quemar en el país) en España, recuerdo la siguiente viñeta cómica publicada en un diario durante el verano del año 2007, con motivo del tema: 
 En ella se aprecian ciertos detalles que habría que reseñar:

- A menudo no existe "Solución Rápida" a problemas graves como el de los incendios, ya sean intencionados o accidentales. Incluso, si me apuran, diría que pocos problemas tienen, en realidad, solución rápida, por mucho que en Occidente, la civilización de la "performance", del rendimiento, de la eficacia, nos cueste aceptarlo. En algo ayudaría, desde luego, frenar el calentamiento global. O eso dicen los científicos. Pero la aplicación de esa solución de rápida tiene poco.
- Los que queman bosques no siempre son chalados exaltados de mirada desencajada. Demasiado a menudo los incendios son motivados, premeditados y calculados friamente. Quizá ayudaría a evitarlos que los incendiarios no tuvieran razones, a menudo meramente económicas, para quemar masa forestal.
- No se puede controlar a todo el que entra en un bosque. Sugerir tal idea sólo ayuda a la proliferación excesiva de sistemas de vigilancia sobre la población, que tanto restringen nuestras libertades.
- Una turba no suele estar formada por lugareños bondadosos y serenos, como su amable gesto facial en la viñeta sugiere, ni es forma de hacer justicia en una sociedad civilizada. Más bien todo lo contrario.
- Por último, el uniforme militar sugiere el uso del ejército, y quizá no sólo de los guardabosques. Pero mucho se ha hablado de que para catástrofes naturales se pueden crear equipos de actuación más efectivos que los cuerpos militares. La proliferación innecesaria de ejércitos y policía puede ser peligrosa, porque podría conducir a una sociedad a un estado policial. Deberíamos recordarlo ahora que se nos quiere llevar hacia el "mano dura" y "más policía" como solución mágica.

  Hemos entendido el chiste, pero ¿hemos entendido que es sólo un chiste?

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viernes, 12 de junio de 2009

Batman - Tierra de Nadie

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"Puedo partir una montaña en dos con las manos desnudas. Puedo volar a casi Mach 2. Pero no puedo hacer que un niño aprenda a leer. No puedo reconstruir barrios o guetos. Si echo a los ladrones de una zona se instalarán en otra. No puedo impedir que la gente beba y conduzca. Ni detener las palizas domésticas. Si un cometa se dirigiera contra la tierra y necesitaras a alguien para detenerlo, yo sería ideal. Pero la mayoría de los problemas no se pueden resolver a golpes. Es... no es tan simple."
 [Jason Miller en «Rising Stars» - Cómic Número 16]


 En los comics de Batman hay una saga llamada "Tierra de Nadie" que me pareció interesante. El Batman ese casi siempre ha tenido buenos guionistas, dicho sea de paso.
 La base argumental es como sigue: se produce un enorme terremoto en Gotham City, donde, como todos sabemos, vive y patrulla Batman. Los efectos son tan terribles que media ciudad se viene abajo. Su economía y organización social quedan destruídas, y el gobierno del país decide "cerrar" la ciudad, al considerar que no merece la pena reconstruírla. Tras un periodo de evacuación sellan puentes y carreteras de acceso, dejándola incomunicada. Pero no todo el mundo se va: muchos no pueden o no quieren por diversas razones, así que se quedan. Con lo que Gotham sigue existiendo, pero sin ley, sin civismo, sin infraestructuras, sin instituciones.
 La ciudad cambia. Una bicicleta capaz de sortear los escombros vale bastante, un automóvil no vale nada donde no hay surtidores de gasolina, una manzana es un lujo donde no llegan los camiones de abastecimiento al supermercado. La mayor aberración que debe eliminar el ser humano para dejar de ser considerado bárbaro, esto es, La Ley del Más Fuerte, se aposenta por todas partes.
 Y en esto que, como la Guardia Civil, cuando se ha acabado la pelea, me llega Superman. Ya saben cómo va eso: que si los acordes sonando, que si la capa ondeando al viento, que si los calzoncillos por fuera (no al estilo del rapero de moda, sino ahí diréctamente por encima de los pantalones. El Super ya que hace algo lo hace bien).
 Total, que se encuentra con Batman. Que vengo a echar una mano. Es que estaba en el espacio. Es que mi jurisdicción es todo el planeta y hay mucha faena. Es que más vale tarde que nunca. Y la máxima del pensamiento político conservador: Dejadme solo, que esto lo arreglo yo.
 Batman, que también tiene sus prontos, le dice que el tipo de ayuda que él puede ofrecer ya no sirve en Gotham. O sea, que "Largo de aquí o te arreo". El Superman recela, y hace bien, porque todos los que hemos leído esas joyas del cómic llamadas "El Retorno del Señor de la Noche" y "DK2" (que ustedes ya están tardando en bajarse del eMule o similar) sabemos que al final arrearle, lo que se dice arrearle, vaya si le arrea: le da la del oso. Pero no se me arredra, claro, que para eso lo educó una familia honrada. "24 horas te doy", le dice Batman con su delicadeza característica.
 Superman se pone manos a la obra, y comienza con el primer mendas que se encuentra por las calles:

- ¿Usted antes qué era? - le dice, como en el chiste.
- Yo Ingeniero de Centrales Eléctricas - responde el hombre, que no está precisamente para chistes. Anda que se ha ido a encontrar con el barrendero, también.
- Pues venga, que aquí yo voy a reconstruír la central eléctrica de la ciudad con sus indicaciones.

 Y a fe que lo hace, que para eso tiene superpoderes. Y en unas horas. Bien, pues esto ya está, ahora habrá muchos puntos intermedios del cableado que reparar, claro, pero el corazón del sistema ya está en marcha y latiendo. Voy a hacer unos sobrevuelos de patrulla y ahora vuelvo. Por aquello de que la gente diga que si es un pájaro, que si es un avión y tal. Usted siga con los ajustes de las máquinas.
 No bien se ha ido el Súper, le llega una mujer al ingeniero jefe:

- Por favor, póngame la electricidad en mi casa, que está a pocas manzanas de aquí. Le ofrezco a cambio estas latas de conserva que tengo guardadas.
- Pero, pero... - medio responde el confuso hombre.
- No le haga usted caso, póngamela a mí antes, que yo le doy estas 3 mantas impermeables que rescaté del club de alpinismo.
- Ehm... oigan, que no....

 En ese momento aparece un matón de barrio estándar que aparta a las dos personas:

- No importunéis al Señor de la Electricidad. Él decidirá sus precios y el orden a seguir. Y yo le protegeré a cambio de algo de ese precio, ¿verdad, jefe?
- Er... sí, sí, claro, eso mismo iba yo a decir - como para discutirle al armario ese.

 Pues bien, cuando vuelve Superman, se encuentra una larga cola de gente con prebendas que entregar a cambio de lo de tener corriente eléctrica, al principio de la cual está el Ingeniero Jefe sentado en una mesa tomando notas, y algunos matones (Dios los cría... etc) a su lado, en plan guardaespaldas.

- Pero ¿qué está haciendo? - ruge Superman furioso - Esto no era lo que yo pretendía. Esta no es la forma de hacerlo.
- Ya lo sé, pero... dígaselo a ellos. - responde encogiendo los hombros el ingeniero.

 Superman se vuelve y mira a los ciudadanos de Gotham. Observa sus gestos preocupados por el mañana, sus caras de desconfianza, las huellas del sufrimiento que ahora marca sus vidas. En Gotham ya no eran una civilización, una sociedad. Habían, en cierto modo, involucionado. Como quien vive en la cárcel, el "pase usted primero" ya no tenía cabida entre ellos. Igual que, como quien vive en la cárcel, ya no entendían recibir algo (agua, electricidad, comida, atenciones médicas) a cambio de "nada", ni mucho menos trabajar para el bien común.
 Superman mira hacia arriba, y descubre a Batman en lo alto de un edificio, agachado sobre una gárgola de piedra (Batman suele estar sobre una gárgola de piedra, creo que es para hacer bonito). Despega, vuela hasta él, esta vez sin acordes, y aterriza a su lado.

- Yo... no lo comprendí. Lo siento. - le dice - Me marcharé de inmediato.

 Un hombre sólo ya no podía arreglar esa situación. Ni siquiera un superhombre. Una sociedad no surge por obra de una sola persona, y menos aún de la noche a la mañana.

 Demasiado a menudo me encuentro con gente que, deseosa de un mundo mejor (menos horrible que el que tenemos), espera, anhela, ruega que aparezca un líder, un dirigente, un sabio, un poderoso, alguien o algo que arregle la cosa. Y que mientras él pueda verlo por la tele, sentado en el sillón. Valga esta historia como ejemplo de la implicación que todos deberíamos tener, día a día, con nuestro esfuerzo, en hacer un mundo civilizado.
 Un tal Jesucristo, hace la tira de tiempo, ya dio más de un buen consejo para hacer un mundo mejor. Quizá su intento fue el más adecuado: que lo hiciéramos entre todos. Sus consejos eran simples: ayudar, compartir, cooperar, respetar, comprender, perdonar. Así acabó el hombre.
 ¿Nunca ha odiado usted, en su fuero interno (sea lo que sea eso), a Dios por no arreglar esto de un plumazo, él que se supone que puede? Yo sí. Pero ¿para qué iba a hacerlo? ¿Para que lo volvamos a estropiciar? ¿No deberíamos antes pasar por el periodo de aprendizaje y comprensión para llegar a ser una sociedad?
 Además, ya mandó, parece, a su instructor en el tema y se lo pusimos a secar al sol colgado de una cruz. Eso por no citar las guerras que subsiguieron supuestamente inspiradas en él. No, casi mejor que nos deje a nuestro aire.

 Como ocurre con Gotham City, también en nuestro mundo necesitamos ser una civilización para cualquier tipo de progreso. Si no, no seremos más que monos con metralletas.


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miércoles, 10 de junio de 2009

Los Doctores que tiene la Iglesia

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 Ahora que me he logrado quitar las manos de la cabeza, tengo que citar, so pena de no dormir esta noche, un artículo publicado por la revista católica Alfa y Omega, de la Diócesis de Madrid, que gobierna el tal Rouco Varela. Número 643 del 28 de mayo de 2009, el artículo se titula "La violación, ¿fuera del Código Penal?" (cágate, lorito), y en él el cura de turno, redactor jefe de la revista para más inri (por si había duda acerca del consabido "no nos hacemos responsables bla bla bla..."), dice, poco menos, que eso de las violaciones no es para tanto, que es que se quejan por vicio:

"reducido el sexo a simple entretenimiento, ¿qué sentido tiene mantener la violación en el Código Penal? ¿No debería equipararse a otras formas de agresión, como si, por ejemplo, obligáramos a alguien a divertirse durante algunos minutos? ¿Por qué tanta disparidad en las condenas?"

"Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal."

 Sugiero a mis amables lectores que lean el artículo por ellos mismos y opinen al respecto, en lugar de dejarse llevar por mi punto de vista, que siempre (como todo punto de vista, incluído el de cualquier prensa) tendrá algo de parcial. Al menos antes de que el escándalo salte a la palestra y quiten el artículo, aunque, para ese caso, siempre nos quedará la caché de Google.
 Por si cree usted que esto lo publica un culto marginal de esos que hacen satanismos y que se suicidan en masa cada semestre, fíjese en el pie de página: "Alfa y Omega, Semanario católico de información. Fundación San Agustín, Arzobispado de Madrid". No parece haber duda de que son los mismos del Ratzinger Z.

 A veces entiendo que JesuCristo no haya vuelto a asomar por aquí.

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lunes, 8 de junio de 2009

Le Zurran, Pero no soy Yo

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"Los fuertes no son justos y los justos no son fuertes. La solución, pues, es armar a los justos."
 [Santiago Alba Rico - Filósofo y Escritor]


"Quien se enfrente a monstruos ha de tener cuidado de no convertirse en monstruo."
 [Friedrich Nietzsche - Filósofo]


"Durante más de mil generaciones los caballeros Jedi fueron los guardianes de la paz y la justicia en la Antigua República. Antes de estos tenebrosos tiempos. Antes del Imperio."
 [Obi Wan Kenobi en «Star Wars: Una Nueva Esperanza»]



 En semanas recientes diversos medios de prensa televisivos han reportado acerca de casos de agresiones a detenidos por parte de miembros de los cuerpos de seguridad del estado cometidas en departamentos policiales. Nos han mostrado grabaciones de vídeo de los hechos en los que se ve al arrestado recibiendo una somanta de palos por parte de grupos de "agentes de la ley y el orden". Salvo los uniformes, no he visto en esas imágenes mucha diferencia con un clásico linchamiento de los de toda la vida. Bueno, sí, quizá una: en los linchamientos a veces el que está sólo logra arrear alguna torta a los atacantes.
 Nos dicen los comentaristas de las imágenes que el detenido había tenido un comportamiento violento, que había roto no sé qué, que había pegado a no sé quién. Todo ello sin ninguna prueba ni imagen al respecto. Las imágenes son sólo para la tunda de leches de los polis a un reo que, al menos en el vídeo, no ha iniciado agresión alguna, y al que además en no pocas ocasiones tienen previamente amarrado. Trabaja seguro, que dice el eslogan.

 Y nosotros que sabemos de esto ¿nos indignamos por la paliza de muchos a uno? ¿o por que los apaleadores sean la policía, que debía ser serena, comedida y deberian llevar esos uniformes porque saben usar la fuerza con moderación y sólo en casos extremos? ¿pedimos que se aclare la cosa, pruebas de que lo merecía, castigo igualmente para la brutalidad policial? ¿De verdad podemos creer, a la luz de estas imágenes, que nuestro sistema punitivo no busca la venganza sino la reinserción? ¿Podemos decir que no somos tan malos como los malos?
 En una sociedad moderna civilizada los ciudadanos se encresparían de momento al ver esos vídeos. Porque en una sociedad civilizada el pueblo sería consciente de que sus soldados deben ser supervisados, o pueden acabar convertidos en una amenaza peor que las que tratan de prevenir.
 Pero la cuestión para mí está en que la idea primaria de fondo que pretenden transmitir estas noticias televisivas no ha sido: "Han abusado de su poder, por lo que serán castigados", sino más bien un mero: "La policía te puede calentar a base de bien".
 ¿Qué nos queda en la retina a nosotros, mientras comemos impasibles viendo estas imágenes? Me atrevo a aventurarlo: cuidado con cómo te comportas, que mañana puedes ser tú.

 Se acercan tiempos difíciles, terríblemente difíciles, y temo que los poderosos del mundo quieren poder mandarnos a su policía (e incluso al ejército: en los EEUU ya se han ocupado de ello a nivel legislativo) para que nos apalee cuando nos salgamos de madre, esto es, cuando pidamos pan, agua y ropa. Un paso para ello es ir enfrentando a cuerpos de seguridad y población (¿soy el único que opina que a cada año que pasa los ciudadanos de a pie recelamos un poco más de la policía?). Otro paso es justificarlo y advertirlo en nuestro inconsciente mediante imágenes como estas de las palizas impunes, que, por ahora, no levantan mucho alboroto entre los televidentes.
 Después de todo el zurrado no somos nosotros, ¿verdad?

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sábado, 6 de junio de 2009

AutoCondicionándose

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 A continuación sigue un compendio de frases burras que alguna gente me ha ido proporcionando a lo largo del tiempo con paciencia, aunque no tiene mucha, y dedicación:

- A los xx años una persona no tiene madurez suficiente para eso.
- A los xx años no se puede hacer deporte.
- ¿Tú te crees, con xx años, y en bicicleta por la calle?
- Claro que tienes barriguita, es que no puede ser de otra manera con xx años.
- A los xx años ya no están los reflejos para conducir un automóvil.
- Bueno, mi dolor de espalda no se cura así como así. Piensa que yo ya tengo xx años.
- Es un tatuador estupendo. Tiene xx años.
- Quieren un jefe de ventas, pero de xx años.
- La empresa prefiere trabajadores de xx años. Para poder moldearlos.
- Tiene xx años, pero tiene ya la cabeza muy en su sitio.
- ¿Es guapa? Pero ¿qué edad tiene? Yo quiero una de xx años.
- Con xx años no tienes edad para estar casado.
- Pues ya con xx años tenías que estar casado.
- Pues ya con xx años se te ha pasado la edad de casarte.

 Quizá estén ustedes, al leer estas afirmaciones, colocando los valores de xx en sus extremos. Nada más lejos de la realidad. Les aseguro que estas frases tenían valores para los que una persona podría tener, mayormente, el cien por cien de todas y cada una de sus capacidades.
 Esta sociedad me defrauda en muchas ocasiones. Constituyen buen ejemplo de ello la práctica totalidad de veces que se habla de la edad de alguien para hacer algún tipo de juicio sobre él. Una vez que saben nuestro número, ya lo saben todo sobre nosotros. No necesitan saber más.

 ¿Qué fue de aquel sueño de una sociedad en la que uno sería juzgado exclusivamente por sus actos?


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jueves, 4 de junio de 2009

Dame Placebos y dime Tonto

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"Al pueblo se le ofrece una vez cada cuatro años la posibilidad de vengarse en la figura de uno de entre dos candidatos, ambos de los cuales van, en definitiva, a hacer lo mismo."
 [Noam Chomsky - Libertario]

- Cuando yo sea mayor quiero ayudar a la gente pobre. Conseguirles comida, refugio, ropa y atenciones médicas.
- ¿Para qué tanto? Bastaría con esconderlos.
 [Tira cómica de Mafalda - dibujada por Quino]



 Tengo que confesarles un defecto mío: algunas de mis actitudes son un tanto asociales.
 En realidad este es sólo uno de mis muchos defectos, pero no se preocupen, hoy no les daré la tabarra con otros.
 Verán ustedes, me he pasado los últimos años tratando de avisar a todo quisque de la que se nos venía encima a la sociedad humana: que si la economía tal, que si el petróleo y los hidrocarburos cual, que si la radioactividad aquello, que si el derroche lo de más allá, y así. Y yo comprendo que soy un tanto pesado, por más que trate no de serlo, sino de informar y prevenir.
 Pero es que me crispan un tanto las reacciones de mi entorno, mayormente centradas en el pasotismo. Me generan una combinación de rabia y pena.
 Véase, por ejemplo, la siguiente sesión de chateo que tuve en su día con mi buen amigo Gumersindo Amador:

Gumersindo Amador: Estas?
Tibidium: Estoy :-)
Gumersindo Amador: na, era x preguntarte por los servidores emule
Gumersindo Amador: q los han cerrado, no?
Tibidium: Sí, algunos.
Tibidium: Pero sigue furulando, vamos.
Gumersindo Amador: yap, pero una mierda :-(
Tibidium: Ah, pues no me había fijado.
Tibidium: Yo creí que iba bien.
Tibidium: Vamos, yo me bajé cosas, y no fue mal.
Tibidium: Pero no muchas, eso sí.
Gumersindo Amador: pues ya no te deja conectarte a esos servidores
Tibidium: Bueno. Pues te conectas a otros :-P
Tibidium: Supuse que era una mera operación para meter miedo.
Gumersindo Amador: ya
Gumersindo Amador: pero es una putadilla
Tibidium: Claro.
Tibidium: Porque ni tú ni yo vamos a hacer nada.
Tibidium: Dejaremos que siga ocurriendo.
Tibidium: A menudo ni nos esforzaremos en firmar un simple manifiesto en contra.
Gumersindo Amador: wenoooooooooooooooooo
Gumersindo Amador: q me tengo que ir a dormir ya tio 
Gumersindo Amador: ah, y si es por firmar, yo firmo eh? :-P
Tibidium: Claro, claro.
Tibidium: Pues vete a dormir.
Tibidium: Si has sido tú quien me ha contactado

 Creo que Gumersindo podría abordar el tema de un modo algo más constructivo. No necesariamente tiene que "firmar algo", ni ir a manifestaciones, ni poner banderas en su ventana (quiero decir distintas a las de un equipo de fútbol, que esas vaya si las pone), ni afiliarse a un partido político u ONG. Yo comprendo que mucha gente puede tener múltiples razones para no movilizarse gran cosa: que no le usen de primo para hacer bulto en una manifestación o carta firmada que en realidad defiende intereses contrarios a los suyos, que no se genere un rechazo u ostracismo social contra él por crearse un aire de alborotador cascarrabias que se queja por todo, o incluso que trabajar como un burro para (no) llegar a final de mes no le deje tiempo ni de ver la televisión tirado en el sofá. Pero considero que lo menos que debiéramos hacer es informarnos, saber qué ocurre de verdad a nuestro alrededor, porque sin saberlo es imposible actuar en la dirección correcta. Este su humilde escribiente, al menos, es lo que pretende en su día a día.

 Y es que son legión los que, como ocurre en el ejemplo que les he puesto, hundidos en el fatalismo del "no se puede hacer nada", tan sólo quieren patalear un poco: quejarse, pero a los amigos. Con eso, al parecer, su conciencia y su dignidad ya tienen para ir tirando.
 Y los poderosos del cotarro, si eso del pataleo en la intimidad nos hace felices, pues ellos encantados. 


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martes, 2 de junio de 2009

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Medidas de Dudosa Utilidad que está Adoptando la Sociedad Humana para Resolver el Atolladero Económico y Energético en el que está Entrando a causa de Décadas de Derroche y que Amenaza con Destruír a su Raza:

- Debatir el tema en una reunión de la décima parte de los países del mundo.
- Pelearse por quién va a esa reunión.
- Ir a la ópera una vez decidido lo de la reunión esa.
- Cantar el Himno a la Alegría (encima con coñas) ya que van a la ópera.
- Hacer un banquete para unas decenas de personas de cuyo excelso menú se informa al resto del mundo en detalle (sí, lo han adivinado, en la reunión de la discordia).
- Nombrar una comisión.
- Quitarle un poco a la mayoría de la población y dárselo a unos pocos para que lo gasten como quieran.
- Programar partidos de fútbol.
- Incrementar el gasto bélico, eufemísticamente llamado "de Defensa".
- Poner a un mulato políticamente continuísta educado en Harvard en el puesto simbólico de la presidencia del país más belicoso del mundo. Y encima llamarlo negro.
- Pisar el acelerador.
- Cerrar los ojos y pisar el acelerador.
- Cerrar los ojos aunque no se pise el acelerador.

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lunes, 1 de junio de 2009

La Vida Bonita

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 Mi oficina. Las tantas de la madrugada. Trabajando un rato. O intentándolo, porque la reacción alérgica de mi cuerpo me tiene agotado, medio asfixiado, abatido, desanimado y somnoliento (qué remedio, si llevo días que casi no duermo).
 Cada vez más gente en la misma situación que yo. Cada año más afectados que ya no piensan el consabido "no será para tanto". Y la mayoría de ellos, si se lo pongo como ejemplo del desastre de mundo que hemos creado la raza humana, en el que la Naturaleza se venga de lo que le hacemos con reacciones como esta, me responden el también consabido "A mí no vengas a amargarme, que la vida es muy bonita".
 Pero a veces, sólo a veces, tengo la impresión de que van siendo unos pocos menos. A veces pienso que alguno que otro se va dando cuenta de que el mundo es un asco, y no por designio divino, sino por decisiones tomadas por personas aplicadas por personas. A veces creo que el número de los que piensan que esto podría resolverse si hiciéramos algo va en aumento.

 Incluso a veces, y esto me alegra más, pienso que hasta crece el número de los que, aún creyendo que no se puede ganar, que no se puede hacer nada, están dispuestos a batallar. Aunque sólo sea siendo conscientes toda su vida de la trampa, del engaño, del permanente encierro en que vivimos.

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