domingo, 8 de noviembre de 2009

Ausencias de Espronceda

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"Una vida de esclavitud también sigue siendo vida."
[Star Trek]



El otro día, caminando por la calle, me fijé en cierta bella señorita que caminaba por la acera de enfrente (quiero decir literalmente). ¿Qué quieren? Uno no es de piedra. No bien estaba contemplando, con la discreción que mis gafas de sol me permitían, al angelical elemento, se me unieron a la contemplación un grupo de trabajadores de la construcción. Quiero decir a su manera. Esto es, imitando a una tribu de babuínos en celo. Y, claro, ya se me imaginarán: el griterío era tal, que estuve tentado de cruzar la calle para decirle a la hermosa criatura que, al menos en ese momento, lamentaba pertenecer al mismo género que ellos, pero que no era culpa mía.
Me pregunto qué aprenden algunos en el colegio.

En otra ocasión intercepté una conversación entre mujeres:

- Me veía fatal esa mañana. Incluso, cuando pasé por al lado de la obra, ni siquiera me gritaron nada. Así que pensé «tengo que estar horrible». No veas qué depresión, oye.

Ya sé que poco queda hoy día de los Espronceda, Bécquer, Garcilaso de la Vega y familia. Pero malos tiempos son estos en los que nuestras mujeres anhelan que les ladren maldiciones.
A falta de pan, que lo llaman. Pero que mucha falta.



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