lunes, 30 de noviembre de 2009

No Departiendo

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"- ¿No deberíamos tratar de comunicarnos más?
- No. Eso sólo empeoraría las cosas."
[Tira cómica de Dilbert - Scott Adams]



En cierta ocasión mi buen amigo Gumersindo Amador encontró un trabajo medio aceptable. O él lo definía así. Más que nada porque sólo tenía verdadera carga laboral unos pocos días al mes, y el resto del tiempo se lo pasaba en una oficina con otro empleado, casi sin dar ni golpe.

- Entonces ¿coméis pipas y estáis allí de cháchara? - le pregunté yo. Gumersindo casi siempre ha de estar comiendo algo. O, en su defecto, bebiendo algún agua carbonatada y azucarada con saborizantes y acidulantes, ya saben, el desayuno de los campeones.
- No exáctamente. Comemos pipas y no hablamos. - me dijo él.
- Contra, pues pareceréis los trabajadores alienados esos del corto de Salvador Dalí.

Me pareció una triste existencia. Me imaginaba yo a mi viejo amigo sentado durante horas al día en actitud ociosa y silenciosa, cuasi ignorando a quienes están a su alrededor, y con la mirada perdida. Me sonaba tan triste como ponerse a ver la tele.

Pero después medité acerca del tema. Y se me ocurrió que, cuando estoy con algún amigo:

- No le pregunto por sus estudios, no vayan a irle mal, y quede la sensación de que lo estoy obligando a definirse como un perdedor.
- No le pregunto por sus oposiciones por si aún no ha conseguido plaza.
- No le pregunto por su/s pareja/s no vaya a parecer que estoy olisqueando en su intimidad para airearla luego.
- No le pregunto por el trabajo por si no tiene.
- No le pregunto por la familia, porque es que parecería una conversación de ascensor.
- No le hablo del tiempo porque eso ya no es ni de ascensor.
- No le hablo de la enésima bestialidad que ha hecho el Gobierno USA contra el resto del mundo, porque el tema se la refanfinfla.
- No le enseño algún nuevo juguetito tecnológico que me he comprado, ni el último programa que le he instalado al mismo, ni tan siquiera lo último que he aprendido a hacer, para que no piense que estoy presumiendo.
-Voy a tener que acabar preguntándole si vio «el partido».

Cuando estoy con otra persona menos allegada, ya ni les cuento.

Me parece que esto de la alienación alcanza a más de uno.


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