domingo, 23 de agosto de 2009

La Predicción que Tú Quieras, Guapo

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"- ¿Cree en los ovnis, la proyección astral, la telepatía mental, la percepción extrasensorial, la clarividencia, la fotografía de espíritus, el movimiento telequinético, los medios de trance total, el monstruo del Lago Ness y la teoría de la Atlántida?
- Euh... si me pagan el semanal con regularidad, creeré en lo que usted quiera."
 [Los Cazafantasmas - Columbia Pictures]



 Estoy en casa de mi buen amigo Gumersindo Amador y, como hace a menudo, le da por poner la tele, así que me marcho a otra habitación, a leer con mi PDA u ordenador de mano (son fantásticos para leer, se lo aseguro). Al poco rato, acabado el telediario (Gumersindo es de los de «Yo tampoco veo tele. Las noticias, nada más», creyéndose que ya por eso no lo engañan, al muy iluso), me viene con aire ufano:

- Ya se sabe con exactitud cuánto tiempo nos queda de petróleo: 81 años exáctamente. Justos y contados.

 Y se me queda tan a gusto, el hombre. El gesto ufano lo trae porque lleva desde que le dije que el petróleo se nos está acabando queriendo desmentírmelo. O más bien queriendo, con su algo de canguelo, que no sea cierto.
 A mí esto me recuerda a cuando los del Vaticano predijeron, hace siglos, que, descontando fechas a partir de su biblia esa, podía afirmarse que el mundo había sido creado en una fecha de unos cuatro mil años antes de Cristo pero que ellos precisaron hasta el año, mes, día, y hora exacta. Y di tú que no, que verás el fire-show que te montan.
 Analizando un poco el tema con algo de frialdad, observo tres detalles principales. Primero: que la mayoría de países no parece que estén dando sus estimaciones verídicas de reservas petrolíferas. Esto es válido tanto para los que las tienen en yacimientos, como para los que las tienen en barriles. Es, sencillamente, un tema demasiado serio y hay demasiado en juego como para hacerlo. No por nada se califican de «Reservas Estratégicas» al petróleo que tienen algunos países guardado para casos de aislamiento internacional. Que, por cierto, se dice por los mentideros de internet que en el caso de la todopoderosa USA no superan las 3-4 semanas; así que imagínense lo que tenemos los demás.
 En segundo lugar, que, tal como está de turbulento el mundo, aquí el que se puede decir que está haciendo el indio es el que hace predicciones. Los datos de base son demasiados y demasiado variables como para poder predecir nada a unos pocos meses vista, no digamos a años o décadas. ¿Y si se inician guerras que disparen el consumo (pocas cosas hay tan derrochadoras de recursos como el material bélico)? ¿Y si los indígenas de las zonas con yacimientos logran impedir su extracción, por la hecatombe ecológica que hacen tanto extracciones como refinado del líquido elemento negro?
 Pero tercero, y más importante, nos estamos olvidando de que el encorbatado de turno que hace su afirmación predictoria exactísima, responde y obedece a unos intereses que no son ni altruístas ni, menos aún, los de la sociedad. Ya se sabe: quien paga manda. Y a las multinacionales, verdaderas dueñas del mundo, parece que les interesa, al menos por ahora, tanto que no cunda el pánico, como que haya incertidumbre sobre el tema del agotamiento del petróleo; por estas razones propagan estimaciones de durabilidad que varían de un día para otro, pero que en general son más bien calmantes de aquí el ganado. «Yo eso ya no lo veré», dice el que tiene hijos, olvidándose añadir «vaya mundo que dejaremos a los que se queden».

 Me permito sugerir a mis amables lectores que, caso de querer informarse del tema, se fíen muy poco de FalsiMedia e incluso de la AIE (Agencia Internacional de la Energía, bajo el control de los poderosos) y un tanto más de AEREN (Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos) y de ASPO (Asociación para el Estudio del Cénit del Petróleo).
 Si eligen, Dios lo quiera, la red, les aconsejo el sitio web de Crisis Energética.

 Pero, si lo prefieren, pueden seguir viendo por la tele a los que creen, con toda vehemencia, en los que les pagan con regularidad.


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