sábado, 29 de agosto de 2009

Reflexiones de un Inadaptado Social - Íberos al Debate

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 Hay por la zona Sur de España, donde moro por ahora, una actitud cerril para los debates que siempre me ha llamado la atención, y sobre la que quisiera hablarles. Aunque sólo sea para que pudieran decirme que se trata exclusivamente de una peculiaridad de las gentes de aquí, y que por su zona no pasa. Trataré de enunciarla con la siguiente conversación entre mi buen amigo Gumersindo Amador y yo:

- Ya te digo, Gumersindo, los israelíes son basura. Unos canallas. Atacan a pueblos virtualmente indefensos para robarles sus tierras. - le digo yo.
- Ya será menos. Que al fin y al cabo una guerra es una guerra, y siempre hay inocentes afectados. - me responde él.
- Nada de eso. Estamos hablando de un invasor que marca con tatuajes a la población, mantiene bajo acoso de bombas ahulladoras las zonas civiles de madrugada, las bombardea brevemente por la noche y a los 20 minutos, cuando la población civil ya está huyendo de la ciudad, continúa por sorpresa el bombardeo de las carreteras por las que huyen.
- Hombre, pues claro que bombardean por sorpresa. Si te parece, la van a anunciar en su página web, la hora del bombardeo. - dice muy divertido. Acto seguido junta las manos en la boca para simular una bocina - «TUTUTUUUU... Se hace sabeeeeer... que vamos a bombardear a las 15:30.... DINDON DÍNNNN» - tras su imitación artística (bastante mala, por cierto, nunca se le ha dado bien hacer el efecto del eco) prorrumpe en ostentóreas carcajadas evidenciadoras de la claridad con la que me ha ganado el debate.

 Nótese el detalle de que teníamos diferentes subtemas que tratar: el hecho de tener un ejército que es invasor (para quien no lo sepa, los Derechos Humanos consideran la Guerra de Agresión el Supremo Crimen Internacional, esto es, que no hay ninguno por encima de él), los tatuajes a los detenidos/secuestrados como en tiempos de Hitler, el canallesco acoso sicológico de los misiles ahulladores, o los meros bombardeos a civiles. Gumersindo, sin embargo, elige y le basta hablar del hecho de que estos ataques no son bajo aviso (otros, como el bombardeo de Faluya por el ejército EEUU en Irak, sí lo fueron), porque es el que puede ganar.

 Me recordó el argumento de Donald Rumsfeld (o no sé si fue Richard Cheney, pero tanto monta) cuando le enumeraron la retahíla de torturas que hacen los EEUU a los prisioneros del campo de concentración de Guantánamo, y entre múltiples barbaridades que prefiero no describir, estaba la de tenerlos horas en posturas incómodas, como en cuclillas o de pie, que también cansa lo suyo. Él respondió: "Me paso once horas al día de pie, y se quejan porque a los detenidos (sic) los hacemos estar de pie muchas horas".

 La idea de fondo que yo veo aquí se centra en que, en los debates, mucha gente tiene bastante con discutirte uno de tus argumentos. Incluso da por sentado que ha ganado radicalmente el debate. No se paran a meditar sobre los otros: el que te han rebatido les basta para tener claro que han vencido. Todo ello, claro, sin entrar en el hecho de que ganar o perder no debiera, por sí misma, ser una cuestión de importancia en un debate.

 Esto es tan sólo una mera reflexión sobre un aspecto de nuestras actitudes al debatir. Pero me hace dudar de quien dice que hablando se entiende la gente.


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