lunes, 7 de septiembre de 2009

Reflexiones de un Inadaptado Social - Porqué Escribo

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"Los hombres que no tienen nada que decir hablan a gritos."
[Enrique Jardiel Poncela - Escritor Español]




Les contaré algo divertido (ya era hora, ¿no?) de mi existencia: algunos de mis amigos, suponiendo que tenga de eso, que esa es otra, me aplican a menudo la consigna de "Cuando él hable, tú déjalo". Así, sin más. ¿Que digo que se está acabando el petróleo? Pues como si no hubiera hablado. ¿Que hablo del enésimo golpe de estado o del enésimo campo de concentración que tienen los EEUU por ahí por el mundo? Pues tres cuartos de lo mismo. Ni debate, ni discusión, ni contrastar puntos de vista, ni tratar de que aprendamos aquí todos un poco de la vida. Ellos saben que así, tarde o temprano me callo, de modo que usan su silencio como el menos malo de los sistemas para poder seguir vegetando tan a gusto, sin tener que pensar.
Así que, ante tal coyuntura, y dadas mis intenciones de tratar de hacer un mundo mejor, fui no hace mucho a una reunión de vecinos de la comunidad. Ahí sí que podría yo ayudar en lo que sea. Más entre gente seria, padres de familia preocupados por su sociedad y tal. O al menos me callaría si procedía y aprendería de la experiencia, que también está bien. A veces la mejor forma de alimentar un debate es guardando silencio, y vaya que necesita proliferar en debates esta nuestra sociedad en la que sólo unos pocos elijen (mayormente subirse el sueldo).
Era una reunión un tanto tumultuosa, porque en la urbanización somos muchos vecinos. No bien el administrador sacó el primer punto del día, pintar el edificio, surgieron las discusiones por el color:

- Pues yo sugiero pintarlo de verde. - dice un vecino.
- Anda, hombre, ¿cómo lo vas a pintar de verde? Qué barbaridad es esa. Para que parezca esto una botella de vino. - le increpa mano en alto otro vecino, sonriéndose ante su ocurrencia. Yo no me sonrío mucho, no, al menos hasta que me imagino de dónde se la ha sacado. - Esto tiene que ir de blanco.
- ¿De blanco, con lo sucio que es? Tú estás loco. - dice un tercer vecino.
- Loco tú, que tienes al perro ese que se pasa el día ladrando. - dice un cuarto vecino de trifulcas.
- Mi perro no ladra. Al menos cuando yo estoy en casa. - responde el tercero levantándose de la silla.
- Bueno, bueno, caballeros, volvamos a la pintura por fa... - trata de decir el administrador.
- ¿Y tu niño, que deja la bicicleta atada en la escalera, a pique de que alguien tropiece y se parta los morros? - dice un quinto. Por lo visto esto es como las peleas de las películas USA esas, en las que dos se enzarzan, y se empieza a pegar todo el bar.
- Señores, señores, yo creo que verde no es un mal color. - logra decir el administrador alzando las manos como el que se rinde en la guerra.
- Claro, como que tu cuñado es el de la fábrica de pinturas. A saber qué comisión te llevas por ese color.

En fin, les ahorraré más detalles. Más que nada porque no sé mucho más, ya que me marché cuando al poco rato la cosa había degenerado hasta el punto en que un grupo de vecinos empezaron a corear "¡BLANCO!¡BLANCO!¡BLANCO!". El abuelete del cuarto piso, que estuvo preso tras la guerra civil y anda medio sordo, me confesó después que creía que estaban coreando "!FRANCO¡!FRANCO¡!FRANCO¡". Así tenía esa cara de susto, el hombre, cuando yo salía por la puerta; él sí que se había quedado blanco.

 Decidí que lo mejor sería irme a mi ordenador a seguir escribiendo, con la esperanza de que alguien me leyera lo publicado y pudieran, aunque sólo sea a pequeña escala, iniciarse debates constructivos sobre el mundo que nos rodea.

A día de hoy no conozco otro método. Gracias, internet.


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