viernes, 10 de abril de 2009

 Me pregunta la gente estos días por la reunión del G-20. Que si qué opino, que si qué me parece, que si cual.
 Yo empiezo por preguntarles que qué es el G-20, que si es un explosivo plástico, o el nombre de un dispositivo secreto que han de recuperar Mortadelo y Filemón en su última misión. Amable y pacientemente me lo explican, que resulta que es una reunión de esas que se forman entre los de arriba para... algo.
 No hay manera, se me volverá a olvidar. No tengo remedio. Los acrónimos que crea la prensa tradicional para ahorrarse espacio en sus titulares no me acaban de entrar en la cabeza. Me consuelo pensando que lo mismo es que quisiera dedicar espacio en mi cerebro a recordar cosas más útiles o formativas, como eso de que los huesos de los animales voladores prehistóricos estaban, al parecer, rellenos de aire para facilitar el vuelo de tan grandes bichos.
 Pero, por dar una respuesta a la cuestión inicial, creo que esta vez debiera responder por mí quien mejor sabe hacerlo, que no todo va a ser protagonismo mío: Zapatero y la Cumbre del G-20

 Para quien no quiera asomarse al enlace de esta web de economía, le resumo lo que ha sido la cumbre esa en lo referente a soluciones económicas: Nada. O poca cosa.